Capítulo 15 - Llamada inesperada

Los amigos peludos también merecen plantilla, así que acá está la plantilla de Ciao como miembro de la familia.

Tiene por rasgos: Amigable, Fiel y Asustadiza… y calzan perfectamente con Amy.

Y obviamente no se puede olvidar añadirla al árbol familiar...

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Esa primera noche de Ciao en casa es bastante tranquila.

Mientras Amy duerme, no hay que adivinar dónde se la pasa la condenada.

Exactamente… en el arbusto…

La colección de plumas será la más fácil de conseguir...

La pequeña no está conforme con ir una sola vez…

O dos…

Ni siquiera tres veces…

Pasa toda la noche entrando y saliendo del arbusto, dejándole regalitos a Amy frente a la tienda.

Y cuando comienza a amanecer, empieza a ladrar, llamando a Amy para que despierte.

Pero la chica está cansada con el trabajo, y ni los ladridos la despiertan.

Tal que la criatura se da por vencida y se echa una siesta al lado de la tienda.

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Un rato más tarde, Amy despierta y ve todas las plumas y cajas en el suelo:

- ¡Oh vaya… parece que has estado ocupada toda la noche!

Recoge todo lo que Ciao ha dejado frente a la tienda y comienza su típica rutina diaria de cuidar las plantas:

Esta vez con su amiga de cuatro patas persiguiéndola a todas partes…

Y cuando digo a todas partes, es a todas partes…. Incluso fuera del lote…

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Al terminar se va a trabajar, lastimosamente dejando a Ciao sola en el lote. Aunque ella tiene su propia manera de divertirse sola… y lo hace hasta que Amy vuelve de currar.

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Siguen pasando unos días ajetreados, con mucho trabajo y sin mucha novedad. Y cada día, lo primero que hace Amy al llegar del trabajo es jugar y cuidar a Ciao, dándole unos cuantos mismos y galletas.

- ¿¿Quién es una buena niña?? ¿Quién es una buena niña?... siii Ciao hermosa, esa eres tú.

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Dos días más tarde al fin Amy tiene un día libre y, aunque le había escrito a Jace para verse en su día libre, ahora tiene que encargarse de una cosita primero…

Así que se dirige con Ciao al veterinario para hacerle un chequeo rápido…

- Ven Ciao, entremos…

Y cuando está por pasar la puerta, recibe una llamada:

- ¿Joseph?

- Hola Amy, ¿Qué tal? Oye, te llamaba para saber si estás en tu casa…

- ¡Ey! ¿Cómo estás? Rayos, la verdad es que ahorita no estoy en casa…

- Oh, ¿En serio? - le responde Joseph.

- Sí, lo siento... - dice Amy - ¿por qué? ¿pasó algo?

- No, no... nada... solo quería pasar a saludar....

- Uhmmm ya... yo es que he adoptado una cachorrita hace poco y estoy en el veterinario ahora mismo para hacerle un chequeo…

- Ah ya veo, vaya, que genial. Aunque tenía ganas de charlar contigo… - La voz de Joseph parece nerviosa - Si no te molesta podría pasarme por allá y así te hago compañía un rato.

Amy lo piensa, pero le escucha diferente así que decide decirle:

- Vale sí, okay… no hay problema, te espero aquí. Será agradable volverte a ver después de tanto tiempo…

- Nos vemos en un rato entonces.

Luego de colgar, Amy termina de entrar al establecimiento y se anota para checar a Ciao.

Y mientras lo hace, una cosita gatuna ronda por sus pies.

- Pero bueno, ¿Para cuándo piensan atender a mi gato?, Tenemos una fiesta que dar y su nariz no deja de brillar como Rodolfo el reno – Dice una voz tras Amy.

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Luego de esperar unos minutos, un chico majo de pelo verde atiende a Ciao.

Amy se acerca a la mesa de exploración:

- ¿mi chica está bien?

- Si, pero le pondré una vacuna para evitar enfermedades en el futuro cercano - dice el veterinario mientras la inyecta.

Al terminar, Amy toma a Ciao en sus brazos.

- Bien hecho hermosa, eres una chica muy sana.

El vet le recomienda a Amy esterilizar a Ciao si no quiere perritos por el momento, así que Amy aprovecha de anotarla para esterilización, mientras alguien continúa despotricando en la sala de espera:

- Por más que me guste el glitter, no me agrada ver a mi gato brillando como un faro de luz. ¿Cuánto más tenemos que esperar para que nos atiendan?

Sin embargo, Amy no hace mucho caso al asunto.

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Mientras está esperando que atiendan a Ciao, por fin llega el pelirrojo, que la saluda con un efusivo abrazo:

- Amy, ¿Cómo estás?... Vaya, de verdad teníamos tiempo que no nos veíamos, pero sigues estupenda.

- ¡Hola Joseph!, yo también me alegro de verte.

Ambos se sientan en los bancos de espera y comienzan a charlar, poniéndose al día.

Sin embargo, a Amy le entra la curiosidad, el chico sonaba nervioso por teléfono, así que decide preguntar:

- Oye, cuando me llamaste sonabas un poco… raro… ¿pasó algo?

- Ah sí… eso… bueno… es que han estado pasando algunas cosas en mi vida últimamente y pues… a ver…

Pero en ese momento, una voz llama por bocina a Amy, interrumpiendo la conversación. Es el turno de Ciao para esterilización.

La pequeña se coloca en la maquinaria y el veterinario la esteriliza sin contratiempos.

Mientras tanto, Amy observa el procedimiento en silencio.

Al finalizar, Ciao sale con el cono de la vergüenza:

- Lo siento mucho, princesa, pero es algo necesario – le dice Amy.

Y mientras las chicas están dentro de la sala de esterilización, Joseph se queda esperando, pensante.

“¡Ay, maldición!… detesto mi vida en estos momentos”, piensa.

A lo que Amy sale de la sala de esterilización, se acerca al chico.

- ¿Qué tal fue todo? – pregunta éste.

- Excelente y sin contratiempos – dice Amy sonriente mientras se sienta.

- Pero bueno, cuenta ya, ¿Qué es lo que ha sucedido?

Joseph sonríe nervioso.

- Si, bueno, veras… - Observa a Amy antes de hablar.

- Resulta que… ¡Me he casado! – dice al fin el chico.

Amy, que lo miraba sonriente, se descoloca un poco:

- ¿Qué dices?

No se lo puede creer.

- Sí, lo sé… es algo repentino… - dice este - pero son asuntos familiares…

- Entiendo…

- Verás, mis padres tienen un montón de negocios y han hecho un contrato con personas influyentes… y bueno, me han concretado el matrimonio.

- ¡Oh vaya… eso es… yo… ¿y tú estás bien con ello?

- jajaja bueno, mentiría si dijera que sí completamente… pero es algo que no puedo remediar.

- ¿Ah no? Quiero decir, ya no estamos en la era medieval…

- Lo sé, pero es algo un poco más complicado… - comenta Joseph - aunque, no me malentiendas, la chica en verdad es agradable. Es hermosa y … bueno… es una buena persona…

- Pero…

"No eres tú", piensa Joseph, aunque dice:

- No lo sé, no estaba en mis planes… - dice el chico, que en verdad detesta su vida en esos momentos - además que por las noches tiene una actitud muy rara…

- ¿Rara, dices?

- Si… - pausa – pero supongo que solo me tengo que hacer a la idea… tal vez solo sufre de insomnio…

- De acuerdo, bueno, si tú estás bien con ello… - dice Amy un poco insegura - espero lo mejor para ambos – termina diciendo, sonriendo.

- Sí… claro… gracias… eres una buena… amiga… - termina.

Después de un rato más de conversación, ambos se levantan y se dan otro abrazo.

- En serio me alegra mucho haberte visto hoy, extrañaba conversar contigo y necesitaba hablar de esto con alguien. – comenta Joseph.

- Sí, yo también me alegro de que hayas venido.

- Creo que deberíamos volver a salir por ahí un día de estos – dice Joseph animado.

- ¡Eso es una idea estupenda! – exclama Amy - Deberíamos de salir en una cita doble… ¡Con Jace y tu esposa!

- Oh si… Jace… y mi esposa…

A Joseph se le corta la sonrisa por unos segundos.

Pero luego vuelve a sonreír. "¿qué me pasa?, ya tengo esposa... tengo que hacerse a la idea... y ella ya tiene al rubio..."

- Tienes razón, deberíamos salir todos juntos…

Y mientras los dos pelirrojos se despiden, a esta cosita al fin le están atendiendo.

- “Sí Alexander, ya por fin le están atendiendo… aunque no miento si digo que tuve que usar un poco de mi influencia… no sé por qué accedí a hacerlo de esta manera… Lo sé, lo sé, nos vemos en unos minutos… pero he ganado la apuesta, así que me lo tienes que recompensar...”

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Amy y Ciao vuelven a casa, donde continúa lloviendo, aunque no sin antes pasar por una tienda de mascotas a comprar una que otra cosita para Ciao.

La reina de la casa no puede solo divertirse con el arbusto, y ahora Amy puede decir que ¡ha puesto las primeras paredes de la casa!... aunque no necesariamente sean para ella.

Apenas llegar Amy llena el comedero.

Y la nena, que al parecer estaba cansada, se va a dormir sentadita a su cama.

El día acaba y, después de dejar bien atendida a la pequeña, Amy también se va a dormir.

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Pero unas horas más tarde, mientras Amy duerme, el efecto del cono desaparece, y, a pesar de ahora tener un montón de juguetes, Ciao sigue prefiriendo el arbusto, lo que trae por consecuencia que una mofeta la rocíe.

Amy despierta al amanecer nuevamente con día libre, y cuando está desayunando, la peste de Ciao le llega al olfato.

- Puag, pero ¿Qué demonios es ese olor? – dice.

Enseguida observa a la cuadrúpeda que la mira con cara de “yo no fui”.

- ¿Ay pequeña, a dónde carrizo te has metido que hueles de esa manera?

La sinvergüenza se da una vuelta juguetonamente, haciéndose la desentendida, y el gesto hace que Amy se eche a reír.

- De verdad… - dice, mientras se levanta y la toma entre sus brazos para ir a darle un buen baño en la bañera que por suerte también había comprado…

- Espero que esto no se vuelva una costumbre…

Pero claro…. No se le pueden pedir peras al olmo…

Por suerte, hoy tiene bastante tiempo, así que le vuelve a dar un buen baño, y luego se ocupa como siempre de sus plantas.

Y cuando está en plena faena, recibe una llamada.

- ¡Aló! ¿Jefa? – responde Amy.

- Hola Amy, ¿Cómo estás?... Disculpa que te llame en tu día libre, pero, ¿te importaría pasarte por mi oficina en una hora? Tengo algo muy importante que discutir contigo…

- Eh… ¿Sí?... Sí, claro, pero ¿Qué puede ser tan importante para llamarme en mi día libre? – dice Amy.

- Es algo que tenemos que discutir en persona.

- Ya veo, pero, es algo malo o…

- Nos vemos en una hora – es lo que le responde la mujer al otro lado de la línea.

- Pero… ¿Aló? ¿Jefa? – dice Amy, pero la jefa corta la llamada sin decir alguna otra palabra, dejando a Amy con la incógnita.

Amy aleja el teléfono de su oreja y se comienza a preocupar por esa llamada tan repentina:

“Pero, ¿Qué ha sido eso? ¿Por qué me está citando en la oficina?”, piensa, “¿Acaso he hecho algo malo sin darme cuenta? ¿me van a despedir?”. No entienden para qué tanta urgencia… al día siguiente le toca ir a trabajar.

- Ay madre, espero que no sea lo que estoy pensando…

---------- Fin del capítulo 15 ----------